miércoles, septiembre 13, 2006

El camino de la Libertad

Ser cultos para ser libres
José Martí


Frederick Bailey era un esclavo que vivió a principios del siglo XIX, en Maryland, E.U.

A los esclavos les habían metido en la cabeza, tanto en la plantación como desde el púlpito, el tribunal y la cámara legislativa, la idea de que eran inferiores hereditariamente, que Dios los destinó a la miseria. La Santa Biblia, como se confirmaba en un número incontable de pasajes, consentía la esclavitud.

Había una norma muy reveladora: los esclavos debían seguir siendo analfabetos. Además, los blancos que enseñaban a leer a un esclavo recibían un castigo severo. Bailey escribió:

"Para tener contento a un esclavo es necesario que no piense. Es necesario oscurecer su visión moral y mental y, siempre que sea posible, aniquilar el poder de la razón."

Esta es la razón por la que los negreros deben controlar lo que oyen, ven y piensan los esclavos. Esta es la razón por la que la lectura y el pensamiento crítico son peligrosos y subversivos, en una sociedad injusta.

Frederick, de algún modo, encontró la manera de aprender a leer, preguntando incluso por la calle a los niños blancos que iban a la escuela. Entonces empezó a enseñar a sus compañeros esclavos:
"Habían tenido siempre el pensamiento en ayunas. Los habían encerrado en la oscuridad mental. Yo les enseñaba, porque era una delicia para mi alma."

El hecho de saber leer jugó un papel clave en su fuga. Bailey escapó a Nva. Inglaterra, donde la esclavitud era ilegal y los negros eran libres. Cambio su nombre por el de Frederick Douglas, eludió a los cazadores de recompensas que perseguían a esclavos fugitivos y se convirtió en uno de los mayores oradores, escritores y líderes políticos de la historia americana. Toda su vida fue consciente de que la alfabetización le había abierto el camino.

Los libros lo cambiaron todo. Los libros nos permiten preguntarnos por el pasado, aprovechar la sabiduría de nuestra especie, entender el punto de vista de otros, y no sólo de los que están en el poder. Permiten que gente que murió hace tiempo hable dentro de nuestras cabezas. Los libros son la clave para entender el mundo y participar en una sociedad democrática.

La gente no alfabetizada y marginal tiende a no entender que las elecciones podrían ayudarlos a ellos y a sus hijos y, en gran número, dejan de votar. Eso va socavando la democracia en sus raíces.

Tiranos y autócratas han entendido siempre que el alfabetismo, el conocimiento, los libros y los periódicos son un peligro en potencia. Pueden inculcar ideas independientes e incluso de rebelión. El gobernador real británico de la Colonia de Virginia escribió en 1671:

Agradezco a Dios que no haya escuelas libres ni imprenta; y espero que no [los] tengamos durante los [próximos] cien años; porque el conocimiento ha traído la desobediencia, la herejía y las sectas al mundo, y la imprenta los ha divulgado y ha difamado al mejor gobierno. ¡Que Dios nos proteja de ambos!

Los mecanismos de la pobreza, la ignorancia, la desesperanza y la baja autoestima se mezclan para crear una especie de máquina de fracaso perpetuo que va reduciendo los sueños de generación en generación. El analfabetismo y la desinformación es el eje esencial.

El costo es muy alto: baja productividad e ineficiencia. Estas personas son mentes potencialmente brillantes que podrían ayudar a resolver los problemas que nos preocupan.

Frederick Douglas demostró que la alfabetización es el camino que lleva de la esclavitud a la libertad.
Hay muchos tipos de esclavitid y muchos tipos de libertad. Pero leer sigue siendo el camino.


Resumen Cap. 21
El Mundo y sus Demonios; Sagan, Carl.

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